Un niño estaba intentando conseguir un papel en una obra de teatro que se iba a representar en su colegio.
Había puesto su corazón en ello.
Cuando repartieron los papeles de la obra, el niño salió corriendo hacia su casa con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción.
Cuando llegó a casa, dijo entusiasmado a su mamá: “Adivina qué mamá… He sido elegido para aplaudir y animar“.
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