Un maestro, de un pequeño pueblo, tenía la hermosa costumbre de escribir las malas notas con lápiz y las buenas con tinta.
Así las malas las podía borrar al día siguiente.
ESE MAESTRO ES DIOS QUE ESTÁ DISPUESTO SIEMPRE A PERDONAR Y BORRAR NUESTROS PECADOS.
Si no fuese por la misericordia de Dios, ni siquera me molestaria en leer esto.
A partir de ahora siempre llevaré una goma de borrar y lápices de colores