Category: Vidas ejemplares


[pasteur.jpg]Un joven universitario se sentó en el tren frente a un señor de edad, que devotamente pasaba las cuentas del rosario. El muchacho, con la arrogancia de los pocos años y la pedantería de la ignorancia, le dijo: “Parece mentira que todavía crea usted en esas antiguallas…”.

“Así es. ¿Tú no?”, le respondió el anciano.

“¡Yo!, dijo el estudiante lanzando una estrepitosa carcajada. Créame: tire ese rosario por la ventanilla y aprenda lo que dice la ciencia”.

“¿La ciencia?, preguntó el anciano con sorpresa. No lo entiendo así. ¿Tal vez tú podrías explicármelo?”

“Deme su dirección, replicó el muchacho, haciéndose el importante y en tono protector, le puedo mandar algunos libros que le podrán ilustrar”.

El anciano sacó de su cartera una tarjeta de visita y se la alargó al estudiante, que leyó asombrado: “Louis Pasteur. Instituto de Investigaciones Científicas de París”.

El pobre estudiante se sonrojó y no sabía dónde meterse. Se había ofrecido a instruir en la ciencia al que, descubriendo la vacuna antirrábica, había prestado, precisamente con su ciencia, uno de los mayores servicios a la humanidad.

Pasteur, el gran sabio que tanto bien hizo a los hombres, no ocultó nunca su convicción religiosa.

Imagen relacionada«Un día estaba recorriendo las calles de Londres y vi a un hombre totalmente borracho.

Tenía un aspecto triste y miserable.

Me acerqué a él y le tomé su mano.

– Mi mano está siempre caliente -, la apreté y le pregunté: «¿Cómo está?»

Me respondió: «¡Ah! ¡hace mucho tiempo que no sentía el calor de una mano humana!».

¡Y su rostro se iluminó. Su cara era diferente!.

«Lo único que quiero decir es que los pequeños detalles, hechos con gran amor, llevan a la alegría y a la paz».

Santa Teresa de Calcuta
Resultado de imagen de santo cura de arsCuenta Juana-María Chanay del Santo Cura de Ars:

Le envié una mañana un par de zapatos forrados,

enteramente nuevos. ¡Cuál fue mi admiración al verle,

por la tarde, con unos zapatos viejos, del todo inservibles!

Me había olvidado de quitárselos de su cuarto.

– “¿Ha dado usted los otros?”, le pregunté.

– “Tal vez, sí”, me respondió tranquilamente.

Resultado de imagen de madre teresa de calcutaUna señora, impresionada por ver a la Madre

Teresa de Calcuta bañar a un leproso, le dijo:

– «Yo no bañaría a un leproso ni por un millón

de dólares».

La Madre Teresa le contestó:

– «Yo tampoco porque a un leproso solo se

le puede bañar por amor».

 

Resultado de imagen de dibujos padre pío de pietrelcinaUna tarde, el Padre Pío de Pietrelcina estaba en cama y lo asistía

su sobrino Mario.

El tío le dijo: – Mario, tráeme el arma.

El sobrino buscó por aquí y por allá en la celda, sobre la mesa,

en el cajón.

– Pero tío, no encuentro ningún arma.

– Mira en el bolsillo de mi hábito.

El sobrino buscó en el amplio bolsillo, y nada. ¡Tío, está sólo la

corona del rosario!

– ¡Muchacho! ¿No es esa el arma?

 “El Rosario es un arma poderosa entregada por la Virgen María”
(San Juan Pablo II)

Beata Madre Teresa de CalcutaEn una ocasión algunas religiosas que la Madre Teresa de Calcuta visitaba en cierto país, hablaron con ella, y como tenían mucho trabajo consideraban que debían reducir el tiempo de oración.

La Madre Teresa les preguntó: 

– «¿Cuánto tiempo oran al día?»

Una de las religiosas le contestó: 

– «Una hora».

– «Muy bien -dijo la Madre Teresa-, a partir de mañana que sean dos».

Imagen relacionadaUn día, el Papa Juan XXIII visitó un hospital a cargo de religiosas, denominado “Archihospital del Espíritu Santo”.

Al llegar, la superiora, toda nerviosa y muy emocionada, besó atropelladamente su anillo doblando la rodilla y sólo acertó a presentarse con estas palabras:

– Santidad, soy la superiora del Espíritu Santo.

Con una sonrisa ante tan original presentación y para templar sus visibles nervios, el Papa le respondió con gracia y afecto:

– ¡Qué suerte tiene, hermana! Yo sólo he podido llegar a ser vicario de Cristo.

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San Juan XXIII. ( El Papa Bueno)

Entre las numerosas audiencias concedidas por el Papa Juan XXIII a personajes importantes y no tanto, recibió un día a un senador norteamericano.

El senador se presentó, dando a conocer su religión, diciéndole: – «Santidad, yo soy baptista.»

A lo que el papa contestó con su sonrisa de siempre: – «Y yo soy Juan. De modo que ya estamos completos. Juan Bautista, el precursor del Señor.»