Una tarde, el Padre Pío de Pietrelcina estaba en cama y lo asistía
su sobrino Mario. El tío le dijo: – Mario, tráeme el arma. El sobrino buscó por aquí y por allá en la celda, sobre la mesa, en el cajón. – Pero tío, no encuentro ningún arma. – Mira en el bolsillo de mi hábito. El sobrino buscó en el amplio bolsillo, y nada. ¡Tío, está sólo la corona del rosario! – ¡Muchacho! ¿No es esa el arma? |
“El Rosario es un arma poderosa entregada por la Virgen María”
(San Juan Pablo II)